Viernes 11.11.2011. Ferrán pilotaba el Albatros, el imponente avión de Med Seas, sobre la montaña de Montserrat. El cielo del atardecer estaba sereno. De pronto sonó la alarma del radar. Peligro. Otro avión volaba demasiado cerca. ¿Otro? Varios puntos indicaban que tenían encima lo que podría ser una escuadrilla no identificada. Maniobró sin perder la calma. No conseguía despegarse por más que lo intentaba. Tampoco un aparato de aquellas dimensiones era una avioneta.
Realizó un movimiento a la desesperada, un descenso de 1500 metros, una zambullida. ¡Aún más cerca!
Dio un giro a la izquierda y el avión trepidó. Demasiado brusco.
Ahora el radar informaba: ¡Estaban rodeados! ¡Colisión inminente!
Sofía, su copiloto, y Ferrán miraban sin ver nada.
Súbitamente, un fogonazo, una luz deslumbrante. Los mandos ya no respondieron. Habían perdido el control. Alguien o algo les dirigía.