Este blog está dedicado a la memoria de nuestro "viejo" profesor, Albert Dumortier. Espero que lo leas y te unas al proyecto David. Y tú también, Lluís, dondequiera que estés. O María José. Todos.
La culpa, es un decir, la tiene David. Sí, tú, sinvergüenza, que me llamas un día por Navidades con la intención de retomar el contacto y me propones un encuentro para intercambiar recuerdos de nuestra buena época con Albert. Y yo, toda ilusionada, que te digo que sí, que vale, que no hay nada que pudiera apetecerme más. Pero no, el encuentro va para largo, quizás para la próxima década. O para cuando pase la fecha fatídica del 2012. Mi flashforward me dice que nos veremos después del apocalipsis maya. Y mi intuición femenina que tal vez resulte más fácil que me den un Oscar a que nos tomemos un aperitivo juntos.
Tengo una propuesta para todos vosotros, tropa. ¿Qué tal si levantamos a la "¡Bendita perra!"? Esta vez sin discusiones sobre técnicas de limpieza de alfombras. Si las incluimos las vamos a dejar guarras del todo. Ya que la casa es toda una mansión, las alfombras persas y chinas no están sucias, sólo tendrán una gruesa pátina de antigüedad coleccionada a través de lustros y décadas.
¿Y que tal si le añadimos una capilla privada a la mansión? Podría celebrarse aquella boda tan surrealista que imaginó Lluís para su película.
De momento, no suelto más ideas, no sea que a algún avechucho abuitrado que sea de otro grupo de guionistas se le encienda la bombillita y salga del dique seco.
Os espero desde este rincón de los Alumni.
Yo también tuve a Albert Dumortier como profesor en el Taller de Guionistas de Barcelona.
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